Tesla estira el plazo al límite: el Roadster 2 ahora tendrá que esperar hasta 2026 para debutar

Tesla vuelve a mover el tablero con uno de sus proyectos más esperados. La compañía fijó el debut del Roadster 2 para el 1 de abril de 2026, una fecha que coincide con el April Fools’ Day y que estira aún más la espera iniciada en 2017, cuando se mostró el primer prototipo.

Un calendario que vuelve a cambiar

El anuncio añade otro giro a un modelo que se esperaba para 2024. Tesla adelantó que la versión final será distinta al concepto inicial y que incluirá un rediseño profundo de la arquitectura del vehículo. Es su manera de aprovechar avances recientes en plataformas ya presentes en el mercado, como la del Model S Plaid.

La marca también situó el inicio de producción entre mediados y finales de 2027. Esta ventana amplia responde a la integración de mejoras técnicas, especialmente en baterías y sistemas de propulsión. ¿Será suficiente para justificar un nuevo retraso?

Un superdeportivo eléctrico que quiere cifras extremas

Tesla ha dado algunos detalles de rendimiento para reforzar la ambición del proyecto. El Roadster 2 incluirá tracción total y un par motor por rueda de hasta diez mil newton metro. La aceleración de cero a cien kilómetros por hora quedará en 2,1 segundos, mientras que la de cero a setenta y dos kilómetros por hora rondará los 4,2 segundos. La velocidad máxima prevista se acerca a los cuatrocientos kilómetros por hora.

El vehículo llevará un pack de baterías de ciento veinte kilovatios hora, con el que aspira a superar los mil kilómetros de autonomía, una cifra que lo coloca entre las propuestas más ambiciosas del segmento eléctrico de altas prestaciones.

Clientes en espera y proveedores en alerta

El retraso amplía la incertidumbre para quienes reservaron el coche hace años, incluidos los compradores de la Founders Series, que adelantaron depósitos elevados para asegurarse las primeras unidades. Muchos llevan más de siete años pendientes de un calendario que no deja de moverse.

El impacto alcanza también a la cadena industrial. Tesla mantiene acuerdos de gran escala, como el contrato de dieciséis mil quinientos millones de dólares con Samsung Electronics para suministrar componentes semiconductores. Cualquier ajuste en los plazos afecta a cómo estos socios planifican su producción.

Señales contradictorias para un sector que madura

Programar la presentación para 2026 transmite un mensaje doble. Por un lado, Tesla quiere reforzar la idea de un modelo pulido y capaz de competir en la élite del rendimiento eléctrico. Por otro, vuelve a colocar sobre la mesa una dificultad recurrente: cumplir sus propios plazos.

La decisión también refleja un fenómeno más amplio. Los fabricantes de superdeportivos eléctricos están pasando de conceptos espectaculares a plataformas realmente producibles, con sistemas de batería más estables y aerodinámicas menos experimentales. La ambición tecnológica sigue ahí, pero ahora se mide con una ejecución industrial que exige precisión.

El sector y los clientes observan cada movimiento. Y en abril de 2026 se pondrá a prueba si Tesla puede cerrar por fin el círculo que abrió hace casi una década con su deportivo más extremo.

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