Microsoft apaga Windows 10: fin de soporte, riesgos y una prórroga gratuita en Europa

El 14 de octubre de 2025 marcó el final de una era. Microsoft ha puesto fin al soporte oficial de Windows 10, el sistema operativo que durante casi una década lideró el mercado global. Desde este día, el software deja de recibir actualizaciones de seguridad, parches y asistencia técnica. El cambio abre un nuevo frente en materia de ciberseguridad y transición digital.

La compañía argumenta que necesita concentrar sus recursos en Windows 11 y en la nueva generación de sistemas integrados con inteligencia artificial y arquitectura segura basada en el chip TPM 2.0. Sin embargo, la decisión deja a millones de usuarios —especialmente en Europa y América Latina— ante una elección incómoda: actualizar o asumir el riesgo. Además, también están poniendo el foco en la inteligencia artificial, con el lanzamiento de su propio modelo de generación de imágenes.

Un cierre anunciado, con margen para Europa

Microsoft confirmó que Windows 10 versión 22H2 será la última actualización del sistema, con soporte finalizado el 14 de octubre de 2025. Pero la presión de organismos europeos y asociaciones de consumidores llevó a la compañía a ofrecer una extensión gratuita de seguridad por un año dentro del Espacio Económico Europeo (EEE).

El programa, denominado Extended Security Updates (ESU), se mantendrá hasta octubre de 2026 e incluirá solo parches críticos. No aportará nuevas funciones ni soporte técnico general. Para beneficiarse, los usuarios deberán tener una cuenta Microsoft activa y conectarse al menos una vez cada 60 días.

Fuera de Europa, el ESU será de pago, con precios variables según la licencia y el número de dispositivos. En el entorno empresarial, Microsoft recomienda no apurar los plazos y planificar la migración hacia Windows 11 o hacia soluciones en la nube como Windows 365.

Medio billón de equipos en riesgo

Según StatCounter y Tom’s Hardware, más de 500 millones de ordenadores siguen utilizando Windows 10. En Europa, todavía lo hace el 40 % de los equipos con sistema Windows.

Aunque seguirá funcionando, la falta de parches de seguridad lo convierte en un objetivo prioritario para los ciberdelincuentes. Cualquier vulnerabilidad descubierta a partir del fin de soporte quedará abierta indefinidamente. Los expertos alertan de que incluso un solo año de exposición puede bastar para desencadenar campañas masivas de malware o ransomware contra dispositivos sin actualizar.

La preocupación es mayor en pymes, centros educativos y administraciones locales, donde abundan los equipos antiguos o sin capacidad para migrar. Mantenerlos activos sin soporte puede derivar en incumplimientos de las normativas europeas sobre protección de datos y ciberseguridad.

De la obsolescencia a la oportunidad

La decisión de Microsoft es tanto técnica como estratégica. Migrar implica revisar el hardware, comprobar compatibilidades y, sobre todo, invertir en formación y seguridad.

El salto a Windows 11 y sus versiones en la nube ofrece entornos más seguros y preparados para la automatización. Las nuevas versiones integran arranque cifrado, autenticación biométrica y controles de seguridad granulares.

Varios analistas coinciden en que el cambio puede actuar como catalizador de modernización. Actualizar no solo reduce riesgos: también mejora la eficiencia operativa y prepara a las organizaciones para integrar modelos de IA generativa y servicios de nube híbrida.

Qué hacer si aún usas Windows 10

Los expertos proponen un plan de transición en tres pasos:

  • Auditar los equipos y verificar cuáles cumplen los requisitos de Windows 11.
  • Adherirse al programa ESU para mantener los parches críticos durante el proceso.
  • Reforzar la ciberseguridad con antivirus avanzados, firewalls actualizados y copias de seguridad automáticas.

Quienes no puedan actualizarse pueden optar por alternativas de código abierto como Linux, aunque su implantación requiere formación y soporte técnico.

Resiliencia digital: el mensaje de fondo

El fin del soporte de Windows 10 no solo cierra un capítulo tecnológico: pone a prueba la capacidad de adaptación digital de empresas y administraciones. En un contexto de ciberataques crecientes, mantener sistemas obsoletos es asumir vulnerabilidad.

La empresa Microsoft ha sido clara: el futuro de la productividad y la seguridad pasa por infraestructuras actualizadas y entornos preparados para la IA. El apagón de Windows 10 es, en el fondo, una invitación a acelerar la transformación digital antes de que sea demasiado tarde.

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