La OTAN refuerza su flanco este con un proyecto de muro antidrones frente a Rusia

NATO North Atlantic Treaty Organization

En la última reunión de ministros de Defensa de la OTAN, los países aliados han perfilado una estrategia renovada para responder con tecnología a las incursiones aéreas no tripuladas procedentes de Rusia. La pauta es clara: combinar sensores, interceptores ligeros y normas operativas más ágiles para fortalecer lo que ya se denomina un “muro antidrones” europeo.

Defensa integrada: romper silos tecnológicos

Durante las deliberaciones, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, adelantó que la Alianza probará sistemas integrados capaces de detectar, rastrear y neutralizar drones con mayor eficacia, y que también flexibilizará las reglas de intervención militar para dar más capacidad de acción inmediata.

Este enfoque coincide con la propuesta de la Comisión Europea de desplegar un programa continental de defensa aérea no tripulada —la llamada Iniciativa Europea de Defensa Antidrones— con el objetivo de que esté plenamente operativa hacia finales de 2027.

El modelo de muro antidrones se apoyará en una red híbrida de tecnologías: radares terrestres, guerra electrónica, interceptores ligeros, drones dedicados y plataformas aéreas colaborativas.
Según expertos del Royal United Services Institute (RUSI), la cooperación entre OTAN y UE será clave, ya que la Alianza asumirá el componente militar y la Unión aportará el respaldo industrial y financiero.

Producción masiva de interceptores: el proyecto Octopus

Una pieza central del nuevo esquema defensivo es el proyecto Octopus, una alianza entre Reino Unido y Ucrania destinada a fabricar drones interceptores económicos y escalables.
Las estimaciones apuntan a que en los últimos seis meses el Reino Unido ha enviado más de 85.000 drones a Ucrania, entre ellos muchos interceptores del programa Octopus.

El Ministerio de Defensa británico asegura que Octopus “ayudará a Ucrania a defenderse frente a ataques aéreos”, en referencia a los drones rusos que han cruzado espacios aéreos aliados.
El presidente Volodímir Zelenski ha instado a la OTAN a comprar estos interceptores ucranianos, dado que su coste de producción equivale apenas a una décima parte del de un dron Shahed convencional.

Este planteamiento marca un cambio profundo: en lugar de depender únicamente de misiles caros o sistemas antiaéreos tradicionales, se apuesta por armas de bajo coste, producción masiva y respuesta distribuida.

Alemania, España y los compromisos industriales

Paralelamente, Alemania confirmó que invertirá 10.000 millones de euros en capacidades de drones durante los próximos años, además de proponer liderar un escudo aéreo europeo.
En Bruselas también se discutió avanzar en la Operación Centinela Oriental (Eastern Sentry), lanzada formalmente el 12 de septiembre en respuesta a una oleada de drones rusos que penetraron en el espacio aéreo polaco.

España, por su parte, se ha ofrecido a aportar dos cazas Eurofighter y un avión cisterna como contribución a ese esfuerzo colectivo. No obstante, aún persiste cierta fricción interna: algunos gobiernos aliados mantienen procesos burocráticos que ralentizan decisiones militares compartidas, mientras que Estados Unidos insiste en que todos los miembros cumplan el objetivo de destinar el 5 % del PIB a defensa.

El desafío geoeconómico y tecnológico

Las implicaciones de este viraje militar van más allá de lo estratégico. Para startups, fabricantes de defensa y empresas de robótica e inteligencia artificial, se abre un mercado de alta intensidad tecnológica. Desde sensores y algoritmos de navegación autónoma hasta procesamiento de firmas electrónicas o plataformas de interceptación ligera, se configura un nuevo ecosistema industrial bajo estándares de interoperabilidad OTAN-UE.

En ese contexto, los países europeos con industria avanzada en drones —como Francia, Alemania o los Estados del flanco este— están llamados a ganar cuota, formar cadenas de suministro, atraer capital riesgo y consolidar alianzas público-privadas. Las próximas semanas serán decisivas: si el Parlamento Europeo y los gobiernos validan la hoja de ruta antidrones, veremos cómo en los cielos del flanco este empieza a operar un sistema de defensa colaborativa y tecnológica. Y en ese escenario, drones interceptores baratos y eficientes competirán con misiles tradicionales, redefiniendo la frontera entre innovación y disuasión militar.

No hay comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *