El Sistema Nacional de Salud (SNS) ha activado su primer marco para ordenar el uso de la inteligencia artificial en entornos clínicos. El Consejo Interterritorial dio luz verde a la Estrategia de Inteligencia Artificial para el Sistema Nacional de Salud (eIASNS), un documento que unifica criterios entre comunidades y Ministerio para introducir estas herramientas de forma coordinada, evaluable y segura.
Una hoja de ruta común para una tecnología que ya está en los hospitales
El punto de partida fue un diagnóstico conjunto. A través de cuestionarios y reuniones con cada comunidad autónoma, el Ministerio pudo medir el nivel real de implantación de la IA en el territorio. Ese análisis permitió fijar cinco líneas de actuación que marcarán los próximos años:
- Una visión compartida para todo el SNS.
- Un sistema único de evaluación de algoritmos.
- Nuevas estructuras de gobernanza en cada comunidad.
- Formación especializada para perfiles clínicos y administrativos.
- Casos de uso coordinados con impacto directo en la asistencia.
La Estrategia se organiza sobre cuatro principios: fiabilidad, utilidad, humanización y universalidad, para asegurar que la IA aporte valor clínico sin deteriorar la relación entre profesionales y pacientes.
Soluciones consolidadas y nuevas fronteras tecnológicas
El documento reconoce que varios usos de la IA ya funcionan de forma estable. El diagnóstico asistido por imagen es el ejemplo más claro: se ha convertido en una herramienta capaz de detectar patologías con altos niveles de precisión. También se han extendido los asistentes virtuales, los chatbots para trámites básicos, los sistemas de reconocimiento de voz para transcripciones y plataformas que optimizan la gestión hospitalaria, como la asignación de camas o la planificación de turnos.
A la vez, la Estrategia señala campos que crecerán con fuerza: medicina personalizada, asistentes robóticos en cirugía, detección precoz, monitorización remota en tiempo real y gemelos digitales humanos. Y plantea horizontes más amplios para el medio y largo plazo, desde biomarcadores de voz hasta hospitales parcialmente gestionados con IA o sistemas que apoyen la planificación en situaciones de crisis.
Gobernanza, evaluación y herramientas compartidas
Para evitar que cada comunidad avance por su cuenta, la Estrategia crea un modelo de gobernanza basado en la coordinación de la Comisión de Salud Digital del SNS y una red de referentes técnicos y clínicos. Esta estructura busca compartir metodologías, lanzar pilotos conjuntos y homogeneizar los criterios de evaluación.
El marco prevé unidades específicas de gobernanza, comités éticos especializados y un sistema común para clasificar algoritmos según su riesgo, utilidad, impacto organizativo y adecuación normativa. Además, se desplegarán infraestructuras compartidas: plataformas seguras de datos, entornos de prueba, registros de algoritmos y repositorios interoperables. Todo se medirá con un conjunto de indicadores de equidad, eficiencia y resultados clínicos.
Confianza, ética y capacitación: el otro gran eje
El despliegue de la IA no depende solo de modelos y datos. También exige la confianza de profesionales y ciudadanía. Por eso la Estrategia se apoya en tres pilares: formación, ética y participación.
Los planes formativos (reglados y no reglados) se dirigirán a clínicos, gestores y personal administrativo. Abordarán fundamentos de IA, interpretación de algoritmos, implicaciones éticas y jurídicas y comunicación en entornos donde intervienen herramientas automatizadas.
En el plano ético, se marcan obligaciones relacionadas con la equidad, la transparencia, la explicabilidad, la no discriminación, la protección de datos y la responsabilidad en la decisión clínica. La supervisión recaerá en la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (AESIA) y en otros organismos competentes.
El último pilar es la participación activa de pacientes, profesionales, desarrolladores y ciudadanía. El objetivo es favorecer un enfoque colaborativo que impulse la aceptación social de estas tecnologías. ¿Puede la IA integrarse en la sanidad sin diluir los valores que la sostienen? Esa es la pregunta que guiará los próximos años.
Con esta hoja de ruta, el SNS se prepara para una adopción ordenada y homogénea de la IA. El reto ya no es solo técnico: consiste en encajar estas herramientas como aliadas del sistema público sin erosionar los principios que lo definen.
