Tilly Norwood, la “actriz” creada por inteligencia artificial que pone a Hollywood contra las cuerdas

Página web Tilly Norwood

Su aparición ha reabierto el debate sobre los derechos de los intérpretes y el riesgo de que los estudios sustituyan a los actores por personajes digitales.

Hollywood tiene una nueva estrella, pero no existe. Tilly Norwood, una actriz generada íntegramente por inteligencia artificial, ha provocado un terremoto en la industria del cine. Su aspecto es indistinguible del de una persona real: joven, británica, cabello largo, sonrisa amable y ojos que cambian de color según la escena.

Tilly fue creada por Xicoia, la división de IA de la productora británica Particle6 Group. Hasta ahora solo había aparecido en clips de menos de 30 segundos, pero la polémica estalló cuando el estudio anunció, durante el Festival de Cine de Zúrich, que estaba a punto de firmar con una agencia de talentos.

Hollywood reacciona: “No se puede reemplazar la creatividad humana”

El sindicato SAG-AFTRA respondió de inmediato con un comunicado tajante: “Tilly Norwood no es una actriz, es un personaje generado por un programa informático entrenado con el trabajo de intérpretes reales sin permiso ni compensación”.

El gremio advirtió de que este tipo de prácticas podrían suponer el uso de “actuaciones robadas”, un precedente peligroso para la protección laboral en la era digital. Además, recordó a los productores que los “actores sintéticos” deben notificarse y negociarse bajo las normas del convenio vigente.

Entre los intérpretes, la indignación también fue visible. Mara Wilson, recordada por Matilda (1996), criticó que Tilly fuera “una mezcla de cientos de actrices reales” y subrayó que sería “más lógico y justo contratar a una de ellas”.

El dilema ético: quién posee el rostro digital

El caso Norwood ha saltado también a las universidades. Todd Bryant, profesor de la Universidad de Nueva York, advierte que el origen de los datos usados para entrenar a la IA es desconocido, lo que abre un vacío legal y ético.

Aun así, Bryant reconoce que si los actores ceden voluntariamente su imagen para crear dobles digitales, el proceso podría asemejarse a técnicas ya comunes como el motion capture. Hoy en día, algunos intérpretes ya se escanean en sesiones de tres horas para generar réplicas digitales que luego actúan en escenas generadas por ordenador.

“Negar la IA sería como cuando Kodak ignoró la fotografía digital”, apunta Bryant. En su opinión, esta tecnología no tiene por qué destruir el cine, sino abrir nuevos formatos, igual que la realidad virtual no sustituyó a las salas.

El “valle inquietante”: cuando la perfección causa rechazo

Pese al entusiasmo tecnológico, los expertos coinciden en que la emoción humana sigue siendo insustituible. Ningún modelo actual logra replicar con precisión la química entre actores o la espontaneidad de una mirada real.

Además, persiste el llamado “valle inquietante”: esa sensación de extrañeza que provoca un rostro casi humano, pero no del todo. Un límite psicológico que la industria aún no ha superado.

Por ahora, Tilly Norwood no ha protagonizado ninguna película, pero ya ha logrado algo más difícil: obligar a Hollywood a mirar su futuro de frente. Además, Netflix ya ha anunciado su apuesta por la IA.
¿Estamos ante una nueva era del cine… o ante el principio de su deshumanización?

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