OpenAI ha sellado un acuerdo de 38.000 millones de dólares con Amazon Web Services (AWS) para utilizar su infraestructura de computación durante los próximos siete años. Ambas compañías confirmaron el pacto, que prevé desplegar toda la capacidad contratada antes de finales de 2026 y deja abierta la puerta a ampliaciones hasta 2027 y más allá.
Más potencia, menos dependencia
El contrato garantiza a OpenAI acceso a centenares de miles de chips Nvidia alojados en los centros de datos de AWS, clave para entrenar y ejecutar sus modelos a gran escala. El movimiento supone un cambio de rumbo: tras años operando casi exclusivamente sobre Microsoft Azure, la compañía de Sam Altman se abre a nuevos socios tecnológicos. Desde su reestructuración interna, ya no está obligada a depender de un único proveedor.
El objetivo es claro: asegurar capacidad de cómputo en un mercado saturado por la demanda global. OpenAI comenzará a utilizar los servicios de Amazon de forma inmediata, con la totalidad de la potencia operativa en menos de dos años.
La infraestructura, nuevo campo de batalla
El acuerdo con Amazon se enmarca en un plan de expansión que podría superar el billón de dólares en inversión en la próxima década. Además de AWS, OpenAI ha tejido alianzas con Oracle, SoftBank y CoreWeave, así como con fabricantes de chips como Nvidia, AMD y Broadcom, para sostener el crecimiento de sus modelos de lenguaje y sistemas “agénticos”.
Para Amazon, el movimiento refuerza su posición frente a Microsoft Azure y Google Cloud, consolidando su papel como uno de los pilares de la economía del cómputo masivo.
Un mercado cada vez más tensionado
Los acuerdos multimillonarios entre empresas de IA y proveedores de nube muestran una tendencia clara: la potencia de cómputo es el nuevo recurso estratégico. Sin embargo, algunos analistas alertan de un posible riesgo de burbuja. Las inversiones crecen a un ritmo que los ingresos de muchas firmas aún no sostienen.
Pese a ello, la alianza con AWS da a OpenAI una ventaja competitiva inmediata frente a otros desarrolladores, asegurando la capacidad necesaria para seguir escalando ChatGPT y sus futuras generaciones de modelos.
De laboratorio a gigante corporativo
El pacto con Amazon simboliza el giro definitivo de OpenAI hacia la escala corporativa global. De ser un laboratorio sin ánimo de lucro, ha pasado a ser uno de los actores más poderosos del sector. Diversas fuentes apuntan que la compañía podría preparar una salida a bolsa que elevaría su valoración cercana al billón de dólares.
Más allá de las cifras, el mensaje es inequívoco: la infraestructura se ha convertido en el verdadero poder de la inteligencia artificial. En la próxima década, dominará quien controle los chips, la nube y la energía necesaria para hacerlos funcionar.
