Las bolsas respiran por el más que probable fin del “shutdown” de EE. UU. tras 40 días de parálisis

El Senado de Estados Unidos ha alcanzado un acuerdo para reabrir la administración federal después de 40 días de cierre parcial del Gobierno, el más largo en la historia reciente del país. La medida fue aprobada con 60 votos a favor y 40 en contra, gracias al respaldo de siete senadores demócratas y un independiente que se unieron a la bancada republicana.

El texto amplía la financiación federal hasta el 30 de enero, reactivando servicios públicos esenciales y restaurando fondos del programa de ayuda alimentaria que beneficia a 42 millones de estadounidenses, cerca de uno de cada ocho ciudadanos. Durante el bloqueo, ese programa había quedado suspendido, afectando a familias vulnerables y a los bancos de alimentos locales.

El acuerdo también anula los despidos de miles de funcionarios decretados por Donald Trump el mes pasado y garantiza el pago retroactivo de los salarios pendientes. Además, incluye una votación futura sobre la extensión de las ayudas sanitarias de la Affordable Care Act (ACA), conocidas por reducir el coste del seguro médico a hogares de ingresos medios y bajos.

Las ayudas sanitarias, en el aire

La continuidad de esas subvenciones se decidirá en diciembre, cuando la Cámara de Representantes vote su renovación. Los republicanos rechazan prorrogar el programa por su impacto fiscal, mientras que los demócratas lo consideran esencial para evitar una subida abrupta de las primas de los seguros. Varios senadores progresistas han criticado el aplazamiento, convencidos de que la mayoría republicana en la Cámara intentará bloquear la medida.

Consecuencias económicas y políticas

El cierre presupuestario, vigente desde comienzos de octubre, dejó a centenares de miles de empleados públicos sin salario, incluidos controladores aéreos y personal de aduanas. En los últimos días, más de 2.000 vuelos fueron cancelados, y los aeropuertos se convirtieron en el símbolo del colapso político de Washington.

La aprobación del Senado acerca el fin de la crisis, pero el texto aún debe superar el voto de una Cámara de Representantes profundamente dividida. Hasta que eso ocurra, el alivio de millones de trabajadores y beneficiarios de ayudas sociales sigue pendiente, en una disputa que ha puesto a prueba la capacidad del Congreso para mantener en marcha la mayor economía del mundo.

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