Google alcanza la primera ventaja cuántica verificable: su ordenador es 13.000 veces más rápido que los superordenadores

Google Quantum AI ha anunciado un salto sin precedentes en la computación cuántica. Su nuevo chip Willow ha conseguido ejecutar el primer algoritmo verificable de la historia, funcionando 13.000 veces más rápido que los superordenadores más potentes del mundo.

El hallazgo, publicado en Nature, marca el paso más firme hacia una computación cuántica práctica, con aplicaciones potenciales en medicina, química y ciencia de materiales.

De la “supremacía cuántica” a la verificación real

En 2019, Google proclamó la llamada supremacía cuántica al realizar un cálculo que un ordenador clásico habría tardado miles de años en completar. Pero aquel logro tenía una sombra: nadie podía verificar si el resultado era correcto, ya que no existía otro sistema capaz de reproducirlo.

Cinco años después, esa limitación ha quedado atrás. El chip Willow, gracias a su precisión y baja tasa de error, ha permitido ejecutar un algoritmo repetible y verificable por otros ordenadores cuánticos del mismo nivel. Por primera vez, la ventaja cuántica es comprobable.

Quantum Echoes: el eco que desafía la física clásica

El avance gira en torno al algoritmo Quantum Echoes, diseñado para simular sistemas físicos con una sensibilidad sin precedentes.

El principio es simple de describir, pero complejo de ejecutar: los investigadores envían una señal al sistema cuántico, alteran un qubit y luego invierten el proceso para escuchar cómo “rebota” esa perturbación. Ese rebote —el eco cuántico— no solo devuelve información, sino que se amplifica por interferencia cuántica constructiva, un fenómeno donde las ondas cuánticas se refuerzan entre sí.

El resultado es una medición miles de veces más precisa que cualquier método clásico, capaz de ejecutar el algoritmo 13.000 veces más rápido que un superordenador convencional.

Willow, el corazón del avance

El experimento se ha realizado sobre el chip Willow, una arquitectura de 105 qubits que en 2024 ya había resuelto uno de los grandes retos del campo: la corrección de errores cuánticos.

Su estabilidad permite ejecutar algoritmos verificables de principio a fin, algo que hasta ahora era solo teórico. Con Quantum Echoes, Google demuestra que su tecnología no solo genera estados cuánticos complejos, sino que también produce resultados precisos y repetibles, requisito esencial para el uso científico y comercial de la computación cuántica.

De la teoría al laboratorio

En colaboración con la Universidad de California, Berkeley, el equipo aplicó Quantum Echoes al estudio de dos moléculas: una de 15 átomos y otra de 28. Los resultados coincidieron con los obtenidos mediante resonancia magnética nuclear (NMR), el método tradicional para analizar estructuras moleculares, pero con información adicional que el NMR no puede captar.

Entre las aplicaciones potenciales destacan:

  • Descubrimiento de fármacos, al simular cómo interactúan las moléculas en el cuerpo.
  • Diseño de nuevos materiales, como superconductores o componentes de baterías.
  • Investigación en energías limpias, optimizando reacciones químicas complejas.

“Del mismo modo que el microscopio permitió ver la vida a otra escala, la computación cuántica nos permitirá observar lo que antes era invisible”, señala el comunicado de Google.

El siguiente paso: ordenadores cuánticos útiles

Con este logro, Google alcanza el “Milestone 2” de su hoja de ruta cuántica: la primera ventaja cuántica verificable.

El próximo objetivo es el “Milestone 3”, centrado en crear un qubit lógico de larga duración, capaz de mantener la coherencia cuántica el tiempo suficiente para resolver problemas complejos a gran escala.

El horizonte final: construir ordenadores cuánticos de propósito general capaces de transformar sectores como la biotecnología, la energía o la inteligencia artificial.

Un nuevo tipo de conocimiento

Más que una mejora técnica, el avance redefine cómo entendemos la información. Por primera vez, un ordenador cuántico no solo supera a los clásicos, sino que puede demostrar que lo hace correctamente.

Si las primeras computadoras nos enseñaron a calcular, las cuánticas nos enseñarán a comprender.
Y lo que Google ha logrado con Willow podría ser el primer paso tangible hacia esa nueva forma de conocimiento.

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