La estadounidense Charm Industrial, una de las compañías más activas en eliminación de carbono, ha cerrado un acuerdo para retirar 100.000 toneladas métricas de CO₂ de la atmósfera. El acuerdo cerrado con Boeing se convierte en uno de los mayores compromisos firmados hasta ahora en captura y almacenamiento de carbono.
Charm utiliza un método poco habitual: convierte residuos agrícolas y forestales en bio-oil, una mezcla espesa de hidrocarburos que se inyecta bajo tierra, incluso en antiguos pozos petrolíferos. Al almacenar este material donde no puede descomponerse ni liberar CO₂, la compañía genera créditos de eliminación permanente que vende a empresas que buscan compensar emisiones difíciles de reducir.
Una salida para un sector que no logra descarbonizarse
El acuerdo se alinea con una realidad incómoda para la aviación: la reducción directa de emisiones avanza muy despacio. Los combustibles sostenibles (SAF) siguen siendo caros y limitados, por lo que la eliminación de carbono se perfila como una herramienta complementaria.
Según un estudio citado por Axios, la industria aérea podría necesitar invertir 60.000 millones de dólares en compensaciones de aquí a 2050 para aspirar a la neutralidad climática. En ese escenario, tecnologías como la de Charm ofrecen una alternativa que, si logra escalar, podría resultar más asumible.
Costes actuales y la promesa de abaratar la captura
Los detalles económicos del acuerdo con Boeing no se han revelado. Pero hay una referencia reciente: en 2022, Charm vendió 112.000 toneladas de eliminación de carbono a Frontier (el fondo respaldado por Stripe, Alphabet y otras empresas) por 53 millones de dólares, unos 470 dólares por tonelada.
La compañía asegura que su objetivo es bajar ese coste hasta 50 dólares por tonelada gracias a mejoras en logística, procesos térmicos y escala industrial. Si lo logra, la eliminación permanente podría dejar de ser un producto de nicho reservado a grandes corporaciones.
Biochar: un camino paralelo, pero aún temprano
Además del bio-oil, Charm produce biochar, un sólido carbonoso que puede aplicarse en suelos agrícolas para mejorar su fertilidad y fijar carbono durante décadas. Sin embargo, según los registros de la certificadora Isometric, estas aplicaciones están todavía en fases iniciales y no representan el núcleo del negocio.
Un movimiento que consolida posiciones
Con este nuevo proyecto, Charm Industrial refuerza su papel como una de las startups más avanzadas en eliminación permanente de carbono, un campo que está atrayendo a compañías que buscan soluciones realistas —y verificables— para compensar emisiones difíciles de evitar.
La pregunta ahora es si el bio-oil podrá escalar lo suficiente como para convertirse en una herramienta climática de primer orden o seguirá siendo una pieza, importante pero limitada, dentro del rompecabezas de la descarbonización global.
