Fundada en 2012, Lefrik nació con un propósito claro: dar una segunda vida al plástico creando accesorios veganos, funcionales y de diseño atemporal. Su lema —“Made with common sense. Worn with pride.”— resume una filosofía que conecta con un consumidor más consciente del impacto ambiental de la moda.
De botellas de plástico al bolso de moda
La firma madrileña transforma botellas de plástico recicladas en tejidos resistentes y ligeros con los que fabrica mochilas, bolsos y accesorios urbanos. Todos sus productos son 100 % veganos, resistentes al agua y elaborados con materiales certificados como reciclados y duraderos.
Entre sus señas de identidad destacan:
- Diseños de líneas limpias y colores vivos.
- Una garantía de cinco años sobre cada producto.
- Su adhesión a la iniciativa 1% for the Planet, mediante la cual dona parte de sus ingresos a proyectos medioambientales.
Moda con propósito
El crecimiento de Lefrik combina estética y valores. Su tienda insignia en la calle Colón 4 de Madrid refuerza su vínculo con el mercado nacional, mientras que las certificaciones PETA (productos veganos) y GRS (Global Recycled Standard) avalan su compromiso ético.
Sus líneas más populares —Scout, Handy o Roll, entre las mochilas, y Myra o Biwa, entre los bolsos— se mueven entre los 59 y los 89 euros, según su tienda online europea.
Un modelo basado en trazabilidad y economía circular
Lefrik enfatiza su apuesta por un modelo circular y trazable, en el que cada paso del proceso —desde la recogida del plástico hasta la confección final— busca minimizar el impacto ambiental. Sus materiales reciclados, la durabilidad de los productos y la garantía prolongada son parte esencial de su propuesta.
En un sector cada vez más cuestionado por su huella ecológica, la marca se posiciona como una alternativa para quienes no quieren elegir entre diseño y sostenibilidad.
Escalar sin perder identidad
El reto de Lefrik será crecer en el mercado internacional sin diluir su esencia. En un entorno saturado de etiquetas “eco”, su ventaja competitiva reside en la autenticidad del proceso: transparencia sobre el origen de los materiales, producción responsable y productos pensados para durar.
Su garantía de cinco años, junto con el cuidado por el diseño y la coherencia de su mensaje, consolidan a Lefrik como un ejemplo de que la moda sostenible no tiene por qué ser una tendencia, sino una forma de hacer las cosas con sentido común.
